El merengue es un producto del encuentro  de los tres mundos  manifestados en sus instrumentos: el güiro, la  tambora y el acordeón  –al principio-. Su principal gran compositor fue  Juan Bautista  Alfonseca.
Julio Antonio Montes Escala
PA-DIGITAL
El  “mar mediterráneo” de América, nuestro vecino Mar Caribe. Un punto   marítimo que baña a América Central, la parte norte de Sur América,   parte de México y la costa sur de la Florida. Tiene parte continental e   insular simultáneamente, pero también es un gran arenal de ritmos   musicales condensados en el breve, pero completo libro titulado: “Música   por el Caribe” del investigador cubano Helio Orovio (1938-2008).
“Música por el Caribe”   es un recuento para aquellos con interés en datos históricos en cuanto  a  cada expresión musical, con menciones de cada uno de los integrantes  de  los que alguna vez sonaron en las radios y algunos que aún siguen   sonando. Desde la bomba de Puerto Rico, llamada así por un tambor de   origen africano, hasta el rap y la tumba, incluyendo dentro de esto   último el fenómeno conocido como “reggaetón”.

Sin estar   estrictamente dividido entre el resto de los países caribeños y Cuba, se   refiere a cada ritmo emblemático de las naciones bañadas por el mar de   las Antillas, para cerrar con los cubanos como: la habanera, el  danzón,  el son, la guaracha, la conga, la rumba, el yumbú, el  guaguancó, el  mambo y el chachachá.
De Panamá se menciona  “el tamborito”, el  que tiene aspectos raizales en los negros llegados a  Panamá durante la  conquista española. Estos eran originarios de  Guinea, Camerún, Angola y  el Congo. Hace la diferencia entre: el  tamborito santeño caracterizado  por su herencia española; el  chorrerano, que tiene cuatro tambores, y el  de San Miguel, en que se  usa la guitarra. Una de las fuentes  consultadas por Orovio fue “Sobre  nuestros tambores panameños” de la  recordada Dora Pérez de Zárate.
Si  hay dos puntos para tomar en  cuenta es la influencia de Haití en todo  este aporte que ha dado esta  región al mundo, pues ser latino en muchas  otras latitudes es sinónimo  de “son”. Entre estas está la disputa que  hay con la República  Dominicana con el origen del merengue o conocido  en la nación haitiana  como méringue.
La controversia  puede ser ilustrada como la disputa que tienen los  uruguayos y los  argentinos por el “Zorzal Criollo”, pues muchos  estudiosos del lado  haitiano sostienen que el principio de todo se da en  la parte haitiana,  mientras que los de Quisqueya aseguran todo lo  contrario.
El  merengue es un producto del encuentro de los tres  mundos manifestados  en sus instrumentos: el güiro, la tambora y el  acordeón –al principio-.  Su principal gran compositor fue Juan Bautista  Alfonseca.
En  cuanto al méringue hay variedades: carabine, congó  rural,  carnavalesca, solonire. Algunos de sus compositores son: Justin  Elite,  Lumane Casimir, Othello Bayard.
Otro género muy familiar   para muchos panameños es el calypso. Este procede de la isla   angloparlante de Trinidad. Sus letras están salpicadas de humor, punto   satírico y la habilidad improvisadora en sus exponentes. Su eje central   en cuanto al aspecto escenográfico es el carnaval de Puerto España.
Su   nombre procede de “kaito”, cuyo significado es servir bien. El término   ha tenido su transformación de: kaiso a kaliso, y kalipso. Norman Le   Blac y Forbes y Franciso Slinger el conocido por muchos como Mighty   Sparrow.
Es relevante tomar en cuenta que es un canal como  vía  para la protesta social. Un gran ejemplo de esto es lo señalado  por un  representante del género conocido como Atila el Huno, quien  expresó en  uno de sus cantos lo siguiente:
“Decir que estas canciones son sacrílegas,
obscenas y profundas no es más que mentira y sucia ignominia.
Si el calypso es indecente debe insistir en que lo son igualmente
Venus y Adonis, de Shakespeare.
Los cuentos de Bocaccio y Cándido de Voltaire”.
Con   raíces en el rhytm and blues, boggie-woogie, y de una modalidad   folklórica de Jamaica llamada “mento”, surge el “reggae”. Expresión   musical con fuerte aceptación por muchos jóvenes. Sus principales   figuras Bob Marley, Hilbert Toots, Jimmy Cliff. Este último llegó a   realizar una película muy exitosa “Caiga quien caiga” en 1972, en la que   se cuenta el interés de un cantante de “reggae” por llegar a   consagrarse.
Si vamos a designar a un embajador mundial de  esta  música, sin lugar a dudas es Robert Nesta Marley, quien realizó  giras  por Europa, África y los Estados Unidos.
Propio de  la tierra de  los lagos y los volcanes es el “palo de mayo”; una manera  musical de  raíces antillanas de naturaleza anglófona. Su escenario es  el puerto de  Bluefields. Su estructura es responsorial y sus  instrumentos son: el  acordeón, la guitarra, el bajo, la conga y algún  instrumento. Su danza  es alrededor de un árbol, es de paso rápido y  alegre.
Las  deferencias entre: la cumbia, el porro, el  vallenato todos de nuestra  vecina Colombia. El primer ritmo es  considerado el “más trascendente ”  de la costa de nuestro vecino país,  con elementos afroides y elementos  danzarios indoamericanos . Proviene  del vocablo de la parte occidental  del África “kumb”, que quiere decir  ruido. Al principio era solo de  carácter, luego comenzó a cantarse, y  tiene un compás binario. Sus  instrumentos son: caña de millo, que es  como un clarinete; el masi, que  tiene cierta similitud con el anterior,  así como el bombo, el  bimembranófono, unimembranófono, estos dos  últimos son tambores. Con el  auge de la industria discográfica,  televisiva, radial y del espectáculo,  el género tiene mayor difusión.  Hay dos tipos de cumbia: la bejeña y la  soledeña.
El  porro es una derivación de la cumbia con una fuerte  carga africana. Es  un ritmo más intenso que su “progenitor”. Quizás su  nombre venga de los  tambores llamados porros. Otra versión señala que  puede venir del  término “aporrear”, lo que quiere decir dar golpes. El  porro palitiao y  el porro tapao son las dos variedades, su instrumento  básico es el  bombo.
El tema de la mal llamada salsa, creación  musical  de muchos países del entorno, es planteado de la forma en que  quedó con  ese nombre, y menciona el trabajo realizado por Rubén Blades y  Willie  Colón, con quienes todo fue un antes y después.
Indiscutiblemente,   si hay un punto en todo el Caribe que ha sido una especie de útero en   cuanto a la creación musical es Cuba. El bolero, el mambo y la conga,   por mencionar solo tres, son algunos de gran importancia en el panorama.   En cuanto al bolero, diremos que surge en Santiago de Cuba, en la   segunda parte del siglo XIX, y rápidamente fue muy difundido en naciones   de América. Es tomado en cuenta un extracto de: “Tristezas”, de José   “Pepe” Sánchez, el primer bolero registrado. Sobre la “conga” que no ha   tenido mucha difusión como los otros géneros, pero no deja de tener su   relevancia dentro de todo esto, pues en palabras del mismo Orovio, “el   son o la rumba es de los bailes nacionales cubanos, el que mejor  expresa  la identidad de la isla antillana”.
Es descrito  el “mambo” como  un fenómeno que se dio a finales de la década del 30,  el cual rompió con  muchos patrones en la isla. Esto se dio con el  danzón “Mambo”, de  Orestes López con la orquesta Arcaño. No deja de  mencionar a su  personaje más conocido Dámaso Pérez Prado, quien es un  estructurador. En  cuanto a su contribución, Pérez Prado señaló: “Es  sincopado. Los  saxofones llevan la síncopa en todo los motivos, las  trompetas llevan  melodía, y bajo el acompañamiento, combinado con  tumbadoras y bongoes”.
Todo  lo anterior expuesto es solo  una muestra que se desarrolla en esta  investigación muy completa, sobre  todo aquello que se escuchaba al  principio y lo más reciente. Ideal  para las personas que trabajan en una  cabina de radio, pues no basta  con saber solo aquello que está de moda y  punto.
Son 27  géneros que comprende este libro de 155 páginas,  entre los que de igual  forma están: la plena de Puerto Rico; el  vallenato de Colombia; la  gaita zulina de Venezuela. Así también  exponentes, como nuestro  compatriota Gelo Córdoba Córdoba, pasando por  Harry Belafonte, hasta  Daddy Yankee.
Con claridad y puntualidad indiscutible, ideal para quienes sean melómanos. “Música por el Caribe”   no es solo una explicación de cada aporte a la música popular, también   es un viaje geográfico y al proceso histórico, y una manera de ver el   aspecto evolutivo de cada corriente melodiosa. Cuenta con anexos de   imágenes de muchos de los íconos como: Ismael Rivera, Steel Band, Bob   Merley, Beny Moré, Dámaso Pérez Prado, la Sonora Matancera.
Helio   Orovio también cultivó la poseía con títulos como: “Este amor” (1964);   Contra la luna (1970); El huracán y la palma (1980). Entre sus   monografías mencionamos: La Rumba, El Carnaval Habanero. Realizó una   antología de la poesía brasileña. Otros títulos son: 300 boleros de oro,   diccionario de la música cubana y Daniel Santos en La Habana.